Los cortos que presentamos no tienen nada en común, tan sólo el haber caído 1000 metros bajo tierra.
El Día de la Independencia de Federico Lastra. (8´) Es una reconstrucción naiff de la vida dura y triste.
Del amor en tres partes de Goyo Anchou. (6´) Es un poema visual en super 8. El canto de las sirenas, la belleza y la belleza de la carne como opuestos entre los que se mueven el alma y el deseo.
( ) de Betania González. (2´) Es la búsqueda del vacío, dentro de un espacio lleno, de alguien que lo deja todo afuera.
Retrato de un disfraz de Juan Manuel Cabarcos. (4´) Es una mañana sorprendida bajo sábanas llenas de luz. Instantáneas de una actitud.
Gatillos de Federico Tarántola.(7´) Es un corto saturado al límite; una imagen pura distorsión; una historia quebrada y agresiva y una fulminante actitud de video.
Juramento de Federico Tarántola. (5´) Es una broma estúpida. Como dice el hombre que encañona en todas las películas de gangsters “tan sólo dame una excusa”.
La vaca echada de Valeria Negretti. (4´) Es una pausa aletargada en el barrio donde las voces comentan, se huelen los productos de limpieza y lo extraño es un elemento más de lo cotidiano.
El infierno son los otros de Alfredo García Reinoso y Pablo Klappenbach. (30”) Es como aquella canción de Golpes Bajos “no mires a los ojos de la gente, me dan miedo, siempre mienten. No salgas a la calle cuando hay gente”. Medio minuto basta para llenar el caos.
Reina Limón de Fernando Lendoiro. (1´) Es un ritmo inventado por un perro esquizo y retratado low fidelity.
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